El templo del cine mexicano está en Jalisco
Años y años de investigación y recolección minuciosa de documentos sobre cine que hizo en vida el crítico y estudioso español, radicado en México, Emilio García Riera hoy descansa en el piso -1 de la Biblioteca Pública del Estado Juan José Arreola.
Ahí abajo casi todo está oscuro y después de algunos pasillos, oficinas y salas de lectura en cubículos, que parecen casi en secreto, se llega a una biblioteca con luces led especiales y con el aire acondicionado que pone los pelos de punta de tan frío. Es como un templo.
Ahí está todo. Un fondo largo y con muchos secretos todavía por descubrir y que aún está en un proceso de inventario que comenzó hace dos años. Rafael Villegas, escritor y crítico de cine, es el encargado, junto con varios grupos de prestadores de servicios que han ido y venido durante este tiempo, de darle pies y cabeza en libreros y mesas de trabajo a todo este delicado archivo que data, en algunos casos, desde los años 40.
Es un acervo muy amplio. Uno de los fondos más importantes sobre cine en el país y el más grande en Occidente. Fue derivado a los muros de la biblioteca desde el Centro de Investigación y Estudios Cinematográficos (CIEC) de la Universidad de Guadalajara y ésta será su morada definitiva después de haber vagado por muchos lugares desde que salió de la casa del propio García Riera.
Mucha de la organización que le dio el autor, al ir juntando pedazo tras pedazo de este gran mosaico sobre la cinematografía, trató de conservarse en la biblioteca. Había mucho material desorganizado, sobre todo el fotográfico, que durante los últimos dos años se encontró en cajas.
En entrevista con NTR, Villegas contó que ha sido como ir descubriendo y desempolvando todo un tesoro que, espera, pronto pase a la gente, no sólo a los académicos y especialistas, sino a la de todos los días que pueda enamorarse un poco más de lo que se hizo del séptimo arte en México.
“El hallazgo que más me gusta es que en esas cajas de fotografías encontramos una serie de negativos que a simple vista no revelaban más cosas, pero fue hasta que lo digitalizamos que apareció en particular un actor de Río Escondido de El Indio Fernández, una película en donde matan a su personaje a balazos y acá aparecía el actor colgado. Te habla del proceso de construcción de las películas, el autor probó alternativas para el personaje y giró hacia otro lado. Es el tipo de tesoros que te puedes hallar en un acervo como éste, pero tienes que escarbar mucho y tener mucha paciencia”, contó Villegas.
En proceso
“Un fondo empieza a existir cuando hay control intelectual sobre él. Cuando el fondo ya tiene sus inventarios y está clasificado, por lo que es útil y puede ser accesible”, afirmó Vilegas.
El encargado de estos objetos, como la máquina de escribir en la que García Riera hacía sus críticas, algunos premios, guiones originales, la mayoría de autores mexicanos como Fernando Méndez, carteles de pequeño y mediano formato de varios estrenos y hasta rollos antiguos de cintas originales descansan en esta parte del recinto que ya puede ser consultado en parte por los interesados, aun si algunas de las búsquedas podrían resultar incompletas hasta que se termine el inventario: calculan que eso ocurra este año.
Los hallazgos no sólo los hacen los archivistas, dice Villegas, “la idea es que con el tiempo los propios usuarios hagan sus hallazgos, hay un punto en el que el trabajo del archivista se detiene. No puedes estar escarbando todo. Le das las pautas necesarias, los marcadores y las guías y todo para que el usuario abra la carpeta y se encuentre con algo que sólo él puede encontrar”.
Más allá de lo guardado
Muchos libros han estado basados en este fondo. De ahí salieron los varios tomos de Historia documental del cine mexicano, la obra magna de García Arriera que fueron editados por Era y ahora por la Universidad de Guadalajara, que ya es difícil conseguir.
“Él era un obsesivo del cine mexicano, el más grande conocedor que hubo en mucho tiempo, su criterio era la reunión de todo, no se enfocaba en un género. Su vocación era exhaustiva. Intentaba tener una idea total y completa de la producción del cine en México. Creo que no hay alguien que haya visto más películas mexicanas que él y claro, con todas las dificultades de antes que no podías tener la copia a la mano o en Internet. Era ir a la sala y a los fondos y hacer una ficha, comentar todas las películas: tenemos el archivo de todas las películas que alguna vez comentó”.
El CIEC, para 1986, comenzó a reunir las piezas de este rompecabezas que culminó con muchos años de reunión de material que en parte también se encontraba en la casa de la viuda del español.
El siguiente paso será conformar un archivo visual y sonoro de manera digital de todo el material que integra este fondo, que sea fácil consultar dentro de la misma biblioteca.
“La idea es llegar a tener acceso digital de los materiales y que todo esté listo para que la gente pueda venir a consultarlo aquí. Aún no terminamos. Todo se puede consultar, pero no tenemos los inventarios para facilitar la consulta. Si alguien viene y me dice lo que está buscando con mucha probabilidad podremos encontrarlo”, contó Villegas
La idea es que en el futuro cualquier usuario pueda acudir a la mediateca y ver películas completas de una selección de lo más esencial del cine mexicano, como una probadita del mundo que hay que descubrir tras los cientos y cientos de archivos que García Riera dejó como su legado.
El acervo
·Alrededor de 23 mil fotografías de cine organizadas por películas, de cine mexicano e internacional, por director, por actriz y actor, por fotógrafo
·3 mil libros especializados en cine
·7 mil revistas de cine que vienen de México, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y otros muchos países
·Documentación: hemerografía, cuadernillos de prensa y contratos
·Alrededor de 7 mil películas en VHS que ya se están digitalizando para que la gente pueda consultarles
Emilio García Riera
Entusiasta, amante y soñador del cine mexicano quienes lo conocieron le recuerdan como un hombre alegre y una enciclopedia andante.
Escritor, actor él mismo, historiador y crítico de cine naturalizado mexicano, nació el 17 de noviembre de 1931 en Ibiza. Fue uno de los fundadores del grupo y la revista Nuevo Cine y es conocido como el principal promotor de Guadalajara como capital del cine. Publicó una cincuentena de libros, entre ellos su autobiografía.
Su Historia documental del cine mexicano de 18 tomos es las más grande y completa que hay en su tipo. Y su El cine es mejor que la vida (Cal y Arena, 1990), le valió el Premio Xavier Villaurrutia en 1990.
Pieza clave en el devenir cultural de la Universidad de Guadalajara, fue fundador y director del Centro de Investigaciones y Enseñanza Cinematográfica (CIEC), la cual le otorgó el doctorado honoris causa de manera póstuma. Redacción
JJ/I